Las niñas
de 5to
Las niñas son siempre más altas que los niños en los salones de 5to de primaria
son más vivaces y locuaces
y no importa si han llegado a la clase un poco azules
de sus altas astas cuelgan siempre los disfraces flácidos
de guerras ganadas
contra necios adultos
Tienen coletas trenzas chinas
el pelo largo casi todas
y cuando llegan a los 13, no se peinan ya mucho
lo dejan caer sobre sus caras
como un juego de azar:
como caiga el fleco sobre la mejilla
como se encrespe o se enturbie un mechón
de la misma manera se entornarán los ojos de las niñas
al mirar a quienes les ordenen
hacer silencio
El hastío se les ve en sus cejas
y la rebeldía en su risa
que es frecuente y genuina
y que es provocada por los más mínimos motivos:
los dientes de un niño
una mancha de pintura
el trastabilleo de una palabra
y su conversión en otra
el asombro se les explota en sus superficies como burbujas en un lago
efervesce
pero vuelve pronto a desfallecer:
recuerdan las sombras viscosas que llevan en sus maletas de rodachines
A las niñas les importa muy poco la literatura
básicamente porque la literatura no ha hecho nada por ellas
en cambio, sueñan con ser actrices o bailarinas
(y aunque jamás han visto a Sophia Loren o a Monica Vitti
se imaginan más impresionantes)
la gracia se les escapa porosamente como un humor:
“no me llames Charit, llámame Mamisonga”
Sus mentiras son transparentes
y el silencio que sucede a sus mentiras es el despojo del tiempo:
no temen ni esperan
mienten como tender un trapo blanco al sol
mienten y sus mentiras arrasan con cualquier sinuosidad de la palabra
quizá eso es lo más impresionante de las niñas de 5to
lo desnudan todo de posible farsa
ninguna se entusiasma por volver a casa cuando acaba la jornada
(todo lo relacionado a sus padres es un estrépito triste)
sus abrazos
para ellas mismas y para sus amigas
son entrelazamientos ávidos de contención de un mundo
para que nada entre
para que nada exista
para que nadie pueda disminuir
el elixir de la crisálida
que se solidifica más bellamente
en el sosiego
de las clases extracurriculares
donde juegan al aire libre
y refulgen
sedosas
mientras dibujan
marcianos aterrizando
en la tierra
©maría argel
acerca de la ilustración
Lisa Fernanda Osorio Ogliastri nació en Chinchiná, Caldas y desde que tiene memoria, se ha sentido maravillada por la vida.
En un proceso muy naif, ha explorado con el papel, la ilustración y la cerámica un lenguaje estético de su propia mirada del mundo.
Actualmente realiza accesorios en cerámica e ilustraciones en su proyecto Coyote de papel.
La ilustración aquí expuesta fue hecha con lápiz y color sobre papel bond.