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Homenaje personal 
                      a Shelley Duvall

​​​

Intro

 

Desde el 11 de julio 

que empecé a escribir esto

me he preguntado 

varias veces 

por qué 

otro poema 

sobre una actriz 

 

se me han ocurrido

varias razones: 

hubiera querido ser una 

hubiera querido parecer una

o que me vieran como una

 

hace varios años 

era realmente la intriga

de cómo

disolver el límite entre

la realidad y la ficción

con la carne y el hueso

 

en peores momentos

me di cuenta 

de que intentaba adivinar

en qué consistía 

esa visión masculina 

de directores

que eligen a sus actrices 

de hombres 

que escogen mujeres

 

también

me pregunté

si me gustaban las mujeres

 

la verdad es

la admiración

y mi circunstancia

últimamente

tan visual

 

He admirado a Shelley Duvall

desde un momento específico:

cuando la vi en Thieves Like Us

se acababa de cortar el pelo

y tomaba Coca Cola 

me pareció

que su belleza

estaba despojada de

la duda 

de si un hombre

de si un público

 

habían confiado en ella

y ella confió de vuelta

y eso era la actuación


 

Distancia entre el horror y la fantasía

 

Su pelo no era realmente negro. Se lo pintó para ser Wendy Torrance: esa cara de llanto. La cara que sostiene un cuchillo y que ha visto al infierno despertar en el cuerpo de su esposo y a través de los ojos del pequeño Danny. La cara que huye. La cara manoseada por el terror. 

 

En 1982, dos años después, produjo su propia serie de televisión donde recreaba los cuentos de hadas que tanto le gustaban, y que coleccionaba en libros ilustrados. Introdujo cada uno de los episodios, “Hello, Im Shelley Duvall. Welcome to Fairie Tale Theater”, y protagonizó algunos de ellos: hizo de Rapunzel, y dejó caer su trenza dorada para que Gena Rowlands, su malvada madre, subiera por ella. Otros aceptaron su invitación: Robin Williams fue un príncipe atrapado en el cuerpo de un sapo, Carry Fisher una mujercita que vivía en un tulipán, Frank Zappa un jorobado servil pero irreverente, Karen Black una bruja-sirena, Mick Jagger un emperador mandarín. En un episodio dirigido por Roger Vadim, Susan Sarandon fue La Bella y Klaus Kinski su bestia. 


 

Cómo trascender a tu mujer-catálogo

 

Millie Lammoreaux

trabaja en un centro

de terapia geriátrica

acompaña 

a los ancianos

a caminar 

en una piscina baja 

mientras los agarra 

de la mano

 

es prolija

como un pastel 

de cumpleaños

y habla sola

sobre recetas 

cronometradas

y sobre 

las palabras 

que aprendió

jugando Scrabble

el fin de semana

 

Millie Lammoreaux me hizo pensar lo siguiente:

 

suponiendo que a una mujer

se la decidiera partir en 3 mujeres

de qué manera 

por dónde

debería tajarse a dicha mujer

para tener a Millie

 

el tajo iría quizá

donde se agota

la inclinación a complacer

 

para las otras dos mujeres

que conviven con Millie:

Pinky y Willie

los tajos irían

después de lo siniestro

y después de lo secreto

respectivamente

 

no lo sé

 

en realidad Millie

no ha sido 

nunca 

un tajo

de nada

 

es más bien testigo 

del nacimiento

de sus otras 

dos mujeres


 

Sueño fallido

 

El día en que Shelley Duvall murió

quise soñar con ella 

en cambio 

ocurrió esto: 

 

crucé caminando la 72

desde Avenida Chile 

hasta la Frutería Patty 

 

a través de la ventana adiviné a alguien comiendo

una ensalada especial con helado 

 

cuando entro

no encuentro a Shelley Duvall

sino a Woody Allen 

que ni siquiera se ha muerto 

y Woody Allen me mira

levanta los ojos de la ensalada

y me mira

y me dice “¿qué tal?” 

y le digo “tú no eres Shelley”

Y el me dice “Shelley, ¿quién?”

“Shelley Duvall”, le digo

“ah”, me dice “esa Shelley” 

 

entonces me irrito

por dos razones:

por la voz de Woody Allen 

que siempre me ha parecido fastidiosa

pero sobre todo

estoy enojada conmigo misma

por estar soñando con Woody Allen

que no es capaz de acordarse

de Shelley Duvall

 

el caso es que Woody me invita a sentarme con él 

y yo lo hago 

supongo

por deber surreal

y entonces empieza a hablarme 

palabras hipocondríacas 

palabras guionadas 

y yo le digo 

“cállate, Woody”

con un acceso de furia 

y él me mira sorprendido

y se limpia los restos 

de helado de vainilla

de las comisuras de sus labios

y se toma un momento

para lo que después 

voy a entender

como la metamorfosis

 

luego canta

dadadá da da da dada dadadam

dadadá da da da dada dadadam

 

y su voz 

ya no me molesta

porque ahora

es la voz de Shelley 

que es

una sucesión

de dulces 

colinas

donde uno va

deslizándose

hacia 

el sol


 

La mujer de los pies gigantes

 

Su apariencia al servicio de la comicidad no la excluye de ser un femme fatale o de quejarse cuando le place: “no tenemos cuchillos afilados en esta casa desde que era una niña”. 

 

No se pone el sombrero que le dicen que se tiene que poner, y tampoco llega a comprometerse con un hombre por cumplir un favor político. A diferencia de todas las damiselas en apuros, Olivia no tiene miedo. El peligro pasa por su cuerpo largo y se vuelve un juego, un sonido broma. Su grito de auxilio es una demanda y también el silbido de una flauta.


 

Ligereza y ángeles

 

Creo que mi interés

y afecto

por Shelley Duvall

tiene que ver

con su ligereza 

 

no digo física

 

tampoco lo digo

como algo contrario

a lo que es grave

o importante

 

me refiero

a su ligereza 

para estar 

en un lugar 

y también 

para decir

una cosa

detrás de la otra

con una cadencia

que es siempre sonrisa

 

quizá eso pensó

Robert Altman

cuando la vio

vendiendo pinturas

en Texas

y la invitó a estar

en Brewster McCloud

 

quizá por eso

su angustia 

es tan pesada

 

imagina 

a un ángel 

llorar

 

o dar alaridos

 

la histeria de Shelley

es una grieta

en el cielo


 

Qué importan los chicos blancos

 

Has de ser muy valiente

si en 1920 

en Minnesota

decides cortar tu cabello

al estilo bob

 

si tu prima Marjorie ya te ha enseñado 

todos los trucos para seducir 

a jóvenes blancos de la clase alta 

y si lo ha hecho también 

para dejar de avergonzarse 

de tu presencia 

aburrida y provinciana

has de ser muy valiente 

para cortar tus largos cabellos 

que aunque siempre recogidos

son el atractivo de las señoritas respetables

 

si los jóvenes blancos de clase alta 

no están acostumbrados a la belleza 

de una jóven ingeniosa 

has de ser muy valiente

para cortar tu cabello

al estilo bob

frente a ellos

en la primera barbería

que encuentras

un sábado a la tarde

 

Cuando tu nuca esté libre 

de toda maraña absurda

Bernice 

no olvides preguntar:

¿les gusta cómo quedé?

¿quién me llevará ahora a casa? 


 

Huérfanos

 

Ha muerto Shelley Duvall

que era el vivo ejemplo 

de alguien que es hermosa

porque es hermosa por dentro 

es decir 

frente saltona por pensar bellamente

ojos saltones por mirar bellamente

boca amontonada por hablar bellamente

todo en una cara bellamente graciosa

 

Shelley quería ser científica

y ocuparse de los microorganismos 

se fascinaba 

con las posibilidades

de clonación de las células

 

había leído sobre esto

en una revista pseudocientífica

 

quizá se imaginaba 

la multiplicación de

corazones

pulmones

picos de aves 

patas de perro

 

en 1994

tenía

70 aves

10 perros

1 gato

1 tortuga leopardo

1 conejo

4 iguanas

y 2 lagartos del desierto

hablaba con ellos

y ellos 

hablaban

con ella

 

Shelley murió

ayer jueves

en Texas

 

ahora que no está

una orfandad animal

ha caído

sobre el mundo

de los vivos

©maría argel
acerca de la ilustración
Carolina Ayala bn_edited.jpg

Carolina Ayala Lopera estudió Comunicación y Lenguajes Audiovisuales de la Universidad de Medellín con énfasis en montaje cinematográfico. Ha sido directora, editora y productora de distintos proyectos que han sido seleccionados en algunos festivales de cine y televisión nacional. Coordinó el cine club Veinticuadros y produjo el cortometraje MENGUANTE ganador de la Competencia de Nuevos Creadores del 57º Festival de Cine de Cartagena de Indias. 

 

Ha diseñado y ejecutado estrategias digitales de comunicación sobre películas e instituciones del cine colombiano a lo largo de 7 años y es creadora de collages digitales y análogos que la han llevado a realizar colaboraciones para instituciones, eventos, proyectos cinematográficos, entre otros.

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